CIVIL.TRIBUNAL SUPREMO, Sala 1ª, Sentencia 16/05/2017, rec. 3339/2016, Ponente: Baena Ruiz, Eduardo (EDJ 2017/74273)

El TS vuelve a declarar que cuando un menor se encuentra inscrito con los apellidos de la madre y posteriormente se declara su filiación paterna sólo procede imponer como primer apellido el del padre si dicho cambio resulta beneficioso para el menor.

Estimada la reclamación de paternidad formulada por el demandante, el juzgado de instancia atiende además la petición sobre la consiguiente determinación de los apellidos del menor, ordenando que el primer apellido sea el del padre y el segundo el de la madre, pese a la disconformidad de esta última que, sin embargo, no se había opuesto a la filiación reclamada. Recurre en apelación la madre, resultando desestimado al considerar la AP que, conforme a la doctrina del TS, el apellido del menor, debido a su corta edad, aún no se ha afianzado, por lo que no supone un menoscabo en su derecho a la propia imagen. Recurre en casación la madre, en base al interés del niño y el perjuicio que le ocasiona el cambio de su nombre que se viene proyectando en su entorno social, familiar y escolar desde su nacimiento.

Para el TS lo relevante no es el deseo del padre desde que tuvo lugar el nacimiento del menor, por noble que fuese, sino el interés de este por un cambio en el apellido con el que se viene identificando en su vida familiar, social o escolar desde su nacimiento. No se trata sólo de oponerse a los cambios cuando su determinación se demora en el tiempo. Tampoco de valorar si el cambio le ocasiona un perjuicio al menor. Se trata valorar si, partiendo del que tiene como primero, le sería beneficioso el cambio, de forma que el primero fuese el paterno y el segundo el materno. No constando ese beneficio, se estima el recurso.